jueves, 23 de abril de 2009

Pequeño ser que denota locura.
La vuelta del espíritu a su estado natural,
su viaje por lo interno, externo y divino...
La razón se transforma en necesidad de los
momentos.
Mi cuerpo como una simple eternidad;
Mi cuerpo como la prolongación de mi alma.
Soy una más entre tantos, pero no estoy de más
en el mundo.
Lo que retorna a mi son pequeños azules invertidos
de la historia.
Ahora que todo mi ser alumbra con palabras
a las cosas, puedo afirmar sin perderme
que aquel viaje se hace necesario entre
los hechos de la vida y los hechos de la carne...
hasta el alma tiene su oportunidad en este viaje,
ya que en ella culminan todos los momentos,
en ella el círculo cierra su conciencia y retorna
a su origen.

viernes, 3 de abril de 2009

Hecha de tiempo y de las pequeñas
cosas que se encuentran entre medio.
Unas manos sucias por el deseo de
hacer barro; vuelta a lo natural.
La infancia se apodera del alma,
y las cosas que están hechas de tiempo,
vuelven a ser de imperceptibles segundos.
El suelo se vuelve de juegos; casas bajo
tierra se inventan en el olvido de la tarde.
Las carreras se demoran de pieza en pieza.
La música como gritos de niños que caen
rodando por patios infinitos, donde toda clase
de seres salvajes, monstruos increíbles pueden aparecer
entre las sombras de una primavera que se ha vuelto
añoranza.
Y de pronto ser años. Ser una mezcla de todas las cosas
del mundo, caer como si nada sobre el suelo, por aquella
pesadez que viene de la tierra usada tantas veces.
Y el tiempo se mete por las venas hasta hacerlas creer
en su presencia finita...