lunes, 11 de mayo de 2009

Por vez primera miró el mar.
Destrozó sutilmente con pasos
de vejez a aquella arena húmeda;
recordó no haber sido jamás
besado por aquel ir y venir
de olas...
Algún insomnio lo había hecho
pensar en lo que significaba
consumirse y fundirse en aquel
estallido de ardor líquido...
Su muerte sentida lejos del mar,
quería hacerse real con el rompimiento
de las olas contra el cuerpo.
Su ropa lanzada sobre la infinidad,
su cuerpo desnudo caminando sobre
sus últimos pasos, su mente perdida
en una cierta eternidad parecida a la
muerte, su piel sientiendo de a poco
la atracción de aquellas manos de sal;
todo aclamaba la consumación de aquella
pasión nacida fugazmente por la mirada
de un viejo que vuelve a nacer.

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