lunes, 30 de marzo de 2009


Nadie en la labios, nadie en el pensamiento.

Las cosas y la superficie; el mar aguardando

la poesía de los dedos...

Ayer descubrí que los manos miran hacia los

cuerpos que transpiran tierra y a la vez

tocan lo sublime.


Son las bocas extasiadas por paraísos de

papel y aire las que nos poseen control de si,

y a pesar de amar se sienten tentados por

el beso que no adoran.


Y así pasa el tiempo, queriendo lo imposible.

Como si la ceguera tuviese que ver con los ojos.

La ceguera es de tiempo y espacio,

la rabia de ser lo que dice la muerte

te impide ver los ojos de la verdad.

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